La revolución digital ha transformado los momentos de ocio, cambiando también la forma en la que los niños acceden a la información. Según el profesor Eduardo Navarro, experto en educación afectiva, “el ocio digital presenta ventajas e inconvenientes. Descubrir sus potencialidades nos ayuda a insertarlo en la educación, al tiempo que conocer sus inconvenientes nos ayuda a prevenir sus efectos perniciosos”. Un nuevo entorno que puede resultar perjudicial o beneficioso para nuestros hijos según el uso que se realice de ello. “No se trata de prohibir, sino de educar el sentido crítico ofreciendo los medios para que el joven adquiera por sí mismo herramientas de valoración”, asegura el profesor. El objetivo es, por lo tanto, “convertirse en usuarios responsables de tecnología para crecer como personas”.

Ser ejemplo y actuar de manera coherente es, para Navarro, lo más importante a la hora de educar de manera correcta en el ocio digital. Práctica a la que también ayuda establecer las siguientes pautas en familia:

  1. Establecer horarios, pactando incluso por escrito condiciones de uso.
  2. Determinar momentos y lugares libres de tecnología.
  3. Conocer y manejar herramientas de control parental, como sistemas de clasificación por contenidos y edades, además de entidades y personas de referencia a quien consultar dudas.